Memorias de Neira Vilas

Notas do traballo de edición
Marcadores: Cultura
Marcadores: Presentacións, Xerais
Marcadores: Edición, Publicidade
Marcadores: Bibliotecas
Marcadores: Política
Marcadores: Artigos Faro de Vigo, Campo de Granada
Marcadores: Premios
Marcadores: Publicidade
Marcadores: Política
"Estas Instrucciones van especialmente dirigidas a ayudar en su tarea a los bibliotecarios provistos de poca experiencia y que tienen a su cargo bibliotecas pequeñas y recientes. Porque, si el éxito de una biblioteca depende en grandísima parte del bibliotecario, esto es tanto más verdad cuanto más corta es la historia o tradición de ese establecimiento. En una biblioteca de larga historia, el público ya experimentado, lejos de necesitar estímulos para leer, tiene sus exigencias, y el bibliotecario puede limitarse a satisfacerlas cumpliendo su obligación de una manera casi automática. Pero el encargado de una biblioteca que comienza a vivir ha de hacer una labor mucho más personal, poniendo su alma en ella. No será esto posible sin entusiasmo, y el entusiasmo no nace sino de la fe. El bibliotecario, para poner entusiasmo en su tarea, necesita creer en estas dos cosas: en la capacidad de mejoramiento espiritual de la gente a quien va a servir, y en la eficacia de su propia misión para contribuir a este mejoramiento.
No será buen bibliotecario el individuo que recibe invariablemente al forastero con palabras que tenemos grabadas en el cerebro, a fuerza de oírlas, los que con una misión cultural hemos visitado pueblos españoles: «Mire usted: en este pueblo son muy cerriles: usted hábleles de ir al baile, al fútbol o al cine, pero... ¡A la biblioteca...!».
No, amigos bibliotecarios, no. En vuestro pueblo la gente no es más cerril que en otros pueblos de España ni que en otros pueblos del mundo. Probad a hablarles de cultura y veréis cómo sus ojos se abren y sus cabezas se mueven en un gesto de asentimiento, y cómo invariablemente responden: ¡Eso, eso es lo que nos hace falta: cultura!
Ellos presienten, en efecto, que es cultura lo que necesitan, que sin ella no hay posibilidad de liberación efectiva, que sólo ella ha de dotarles de impulso suficiente para incorporarse a la marcha fatal del progreso humano sin riesgo de ser revolcados: sienten también que la cultura que a ellos les está negada es un privilegio más que confiere a ciertas gentes sin ninguna superioridad intrínseca sobre ellos, a veces con un valor moral nulo, una superioridad efectiva en estimación de la sociedad, en posición económica, etcétera. Y se revuelven contra esto que vagamente comprenden pidiendo, cultura, cultura... Pero, claro, si se les pregunta qué es concretamente lo que quieren decir con eso, no saben explicarlo. Y no saben tampoco que el camino de la cultura es áspero, sobre todo cuando para emprenderlo hay que romper con una tradición de abandono conservada por generaciones y generaciones.
Tú, bibliotecario, sí debes saberlo, y debes comprenderles y disculparles y ayudarles. No es extraño que una biblioteca recibida con gran entusiasmo quede al poco tiempo abandonada si se la confía a su propia suerte: no es extraño que el libro cogido con propósito de leerlo se caiga al poco rato de las manos y el lector lo abandone para ir a distraerse con la película a cuya trama su inteligencia se abandona sin esfuerzo. Todo esto ocurre; pero no ocurre sólo en tu pueblo, ni lo hacen sólo tus convecinos; ocurre en todas partes, y ahí radica precisamente tu misión: en conocer los recursos de tu biblioteca y las cualidades de tus lectores de modo que aciertes a poner en sus manos el libro cuya lectura les absorba hasta el punto de hacerles olvidarse de acudir a otra distracción.
La segunda cosa que necesita creer el bibliotecario es en la eficacia de su propia misión. Para valorarla, pensad tan sólo en lo que sería nuestra España si en todas las ciudades, en todos los pueblos, en las aldeas más humildes, hombres y mujeres dedicasen los ratos no ocupados por sus tareas vitales a leer, a asomarse al mundo material y al mundo inmenso del espíritu por esas ventanas maravillosas que son los libros. ¡Tantas son las consecuencias que se adivinan si una tal situación llegase a ser realidad, que no es posible ni empezar a enunciarlas...!
Pues bien: esta es la tarea que se ha impuesto y que está llevando a cabo el Ministerio de Instrucción Pública por medio de su Sección de Bibliotecas y en la que vosotros tenéis una parte esencialísima que realizar".
(*) Prólogo de Instrucciones para el servicio de pequeñas bibliotecas. Valencia (España), 1937.Etiquetas: Bibliotecas
Marcadores: Bibliotecas
Marcadores: Blogs
Marcadores: Imaxes, Publicidade
Marcadores: Artigos Faro de Vigo, Campo de Granada, Festas, Vigo
Marcadores: Lectura, Literatura infantil e xuvenil
Marcadores: Edición
Marcadores: Cultura
Marcadores: Promoción do libro
Marcadores: Autores, Efemérides
Marcadores: Cultura
Marcadores: Edición, Tecnoloxías
Marcadores: Cómic, Literatura infantil e xuvenil, Premios, Xerais
Marcadores: Autores, Presentacións, Xerais
Marcadores: Cultura
Marcadores: Comercio do libro
Marcadores: Cultura
"... Creo que foi o contacto co mundo do exilio o feito decisivo que o levou a tomar a decisión radical de abandonar a súa carreira de “pintor de éxito” e iniciar un comprometido proxecto de promotor dunha industria cultural en Galicia. Velaí o proxecto intelectual, empresarial e cultural (termos inseparables) do noso Gulliver Pardo: pasar dunhas formas (os sinais dun sistema propio de expresión das manifestacións da cultura) exclusivamente funcionais a outras que, ademais de funcionais, expresaran o contexto no que foron feitas.
Desa complexa determinación intelectual saíron os proxectos empresariais aos que Isaac Díaz Pardo entregou a súa vida: Cerámicas do Castro (fundada en 1948), que comezou empregando as materias primas utilizadas no antigo Sargadelos para fabricar pezas de aprezable calidade, e, logo, en Arxentina (Isaac tamén foi emigrante), Cerámicas de Magdalena (en 1955). De novo no país, o Laboratorio de Formas de Galicia (1963), que promoveu xunto aos seus grandes amigos da cultura do exilio bonaerense (Luís Seoane, Lorenzo Varela, Rafael Dieste e Antonio Baltar), concibido como plataforma para promover unha serie de empresas recuperadoras da memoria histórica de Galicia: o Museo de Arte Contemporánea Carlos Maside ou Ediciós do Castro. E, xa por último, o complexo industrial de Cerámicas Sargadelos de Cervo (1968), a formulación da industria cultural de maior relevo e transcendencia do noso tempo. Sargadelos foi, dende entón, e segue a ser, o símbolo da Galicia moderna e eterna, recollida nun prato ou nunha cunca, nunha alfaia diminuta das que deseña a súa compañeira Minina ou nunha escultura da Alba de Gloria.
E nesas segue don Isaac. Traballando como responsable, deseñador, creador, promotor de Sargadelos; como editor de Ediciós do Castro (onde publica “Documentos para a Historia Contemporánea de Galicia”, a colección culturalmente máis relevante da edición galega actual); como membro de patronatos e fundacións múltiples; como articulista semanal tan aceirado e crítico como oportuno.
En todos estes eidos, en todas estas actividades, Isaac loita contra a desmemoria que baleira de contido trascendente calquera nova iniciativa. A memoria para el é garantía de lucidez e de compromiso, de respecto tanto pola tradición, moitas veces roubada ou ocultada (pensemos na do exilio), como, polo futuro, xa que constitúe a cartografía máis detallada para encaralo con esperanza.
(...)
Isaac Díaz Pardo é pura memoria de ferro (roubándolle o termo ao libreiro Antón Patiño) forxando o futuro de Galicia. Isaac é o artista total a quen hoxe os vigueses queremos acoller neste xantar. E queremos facelo coa mesma xenerosidade, con idéntica fraternidade e elegancia coa que Isaac nos acolleu sempre na súa casa de San Marcos. Porque, por riba de todo, a súa é a cultura do abrazo, a máis profundamente humana.
Con todos os nosos abrazos."Etiquetas: DíazPardo, Satgadelos
Marcadores: Promoción do libro